El diseño de la imagen corporativa se antoja fundamental para la impresión global que causa la marca e identidad de la empresa entre el público.
La imagen que tienen los usuarios de nuestra marca no es siempre la misma, pues entran en juego numerosos factores como las creencias, los gustos, necesidades o la forma de pensar de cada uno de ellos. Pero independientemente de ello, la correcta gestión de nuestra imagen corporativa sí que corre por nuestra cuenta, y aquí debemos detenernos y trabajar concienzudamente.
La elaboración de la imagen corporativa forma parte de un proceso de desarrollo que suele alargarse en el tiempo, durante el cual definimos los principios bajos los cuales pretendemos que nos identifiquen. La identidad corporativa es, en definitiva, el reflejo directo de la filosofía y forma de trabajar de la empresa y termina por concretar la relación que establecemos con nuestros clientes.
El éxito en la construcción de la imagen corporativa marca el devenir y futuro de la empresa en un mercado donde debemos posicionarnos y hacernos fuertes para hacernos hueco a través de una competencia cada vez más feroz.
Y no hablamos de la palabra éxito de forma arbitraria, ya que está comprobado que la mayor parte de las decisiones que toma un cliente tiene que ver con la imagen. Nos decantamos por aquello que nos llama la atención y es vistoso a nuestros ojos. La primera impresión manda en casi todos los órdenes de nuestra vida, y el mundo empresarial no iba a ser menos.
Entonces, ¿cuál es el resultado de un buen diseño de imagen corporativa? Pues nada más y nada menos que nuestro último objetivo, el incremento de las ventas. Pero cuidado, porque si la impresión que causamos no es la deseada, el efecto buscado puede volverse en nuestra contra. A continuación te hablamos de dos conceptos que, aunque no son los únicos, sí elementales en lo que a diseño de imagen corporativa concierne.
El logotipo en la imagen corporativa
La identidad corporativa es la imagen que transmitimos al exterior y el logotipo es la seña de identidad primera en todo este desarrollo. Seguro que estamos de acuerdo en que el logo es lo primero que el público recuerda de la marca de una empresa.
En este artículo te hablamos de algunas de las características que consideramos debe tener un buen logotipo, aunque seguro que no son las únicas que tienes en la cabeza:
- Sencillo y recordable. Un logo simple y sencillo es más fácil de recordar y, por tanto, más fácil de que el cliente lo identifique rápidamente con la empresa. Nada de un uso excesivo de colores ni tipografías demasiado complejas. Muchos dicen que un buen logotipo es aquel que llegamos a dibujar a mano en pocos trazos.
- Legible y visible. El tamaño y los pequeños detalles del logo también son importantes y es prácticamente lo primero que tiene que fijar en el diseño. Esto guarda relación directa con la legibilidad del texto que acompaña al logotipo, así que intenta rehuir de tipografías demasiado experimentales y arriesgadas y apuesta por la claridad sin dejar a un lado la armonía estética.
- Versátil y adaptable. No vale con diseñar un logotipo muy bonito, éste también debe servirnos para diferentes usos, formatos y tipos de reproducción. Aunque creas que esto puede limitar tu creatividad, piensa en el impacto visual de un logo que se adapta a cualquier circunstancia. Eso vende.
- Atemporal y perdurable. Algunos de los diseños de logotipos de más fama han cobrado durante años apenas han sufrido cambios significativos. Nike, Mercedes, McDonalds, Coca-Cola, Apple,… Seguro que al leerlos te han venido a la mente sus respectivos logotipos.
- Único y original. Diferénciate. No hagas ni te muestres como todos. El valor de lo original no tiene precio y ahí es donde radica el mayor éxito de la imagen corporativa. Sé único y no imites a la competencia.
El color en la imagen corporativa
El color es otro de los elementos de referencia que tendremos en cuenta en el diseño de la imagen corporativa. El color nos sirve para fortalecer la identificación de la marca, pues es uno de los factores que más rápido se procesan mentalmente.
Los colores del branding corporativo no se pueden elegir sin antes entender conocer la personalidad de la marca y las preferencias de nuestro público objetivo. Así, según el color o colores que imprimamos en nuestra marca, desprendes un significado u otro. ¿Colores cálidos o fríos, con qué te quedas?
- Colores cálidos, como el rojo, el amarillo o el naranja. Estimulan, transmiten alegría, júbilo, excitación. El rojo es sinónimo de pasión, acción y rebeldía, el naranja se relaciona con la amistad, la alegría y la energía, y el amarillo inspira optimismo, esperanza y creatividad (abajo el mito de la mala suerte).
- Colores fríos, como el azul, el verde o el morado. Dirigidos a sugerir tranquilidad, sosiego, calma. El azul evoca valores de lealtad, fortaleza y claridad, el verde, como no, tiene que ver con la naturaleza, la suerte y la libertad, mientras que el morado se asocia con la elegancia y el lujo.
- El negro y el blanco. El primero es utilizado para transmitir calidad y sofisticación y el blanco, transparencia, pureza e inocencia.
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